Más de mil millones de personas en el mundo son fumadoras, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que convierte al tabaquismo en uno de los principales retos de salud pública en la actualidad. Pese a las campañas de prevención, los avances regulatorios y las crecientes restricciones en el consumo de cigarrillos convencionales, el descenso del número de fumadores avanza a un ritmo mucho más lento de lo esperado.
Por ello, hace años, la industria tabaquera decidió escuchar y dar respuesta a lo que la sociedad venía reclamando: abordar el impacto negativo que sus productos tienen, y buscar generar un abordaje positivo en la salud pública.
La apuesta de Philip Morris por un “futuro libre de humo”
Philip Morris International (PMI), la mayor tabaquera del mundo, ha situado la innovación científica en el centro de su estrategia para abordar el impacto negativo que sus productos tienen, con el objetivo de alcanzar un futuro libre de humo de los cigarrillos en el menor tiempo posible.
Así, desde 2009, PMI ha concentrado parte de sus recursos en el centro de investigación e innovación conocido como El Cubo, ubicado en Suiza, donde más de 1.400 científicos y expertos de distintas disciplinas trabajan en el desarrollo de productos alternativos. “No podemos ayudar a eliminar el riesgo, pero sí a reducirlo”, afirma Moira Gilchrist, directora global de Comunicación de la compañía.
“Después de varios años de estudios científicos, sabemos que es la combustión la que genera la mayoría de las sustancias químicas dañinas que luego provocan las enfermedades relacionadas con fumar”.
Por ello, la compañía sostiene que su estrategia pasa por eliminar la combustión en los dispositivos alternativos y centrar el desarrollo en productos que liberan nicotina, una sustancia adictiva pero que no constituye la causa principal de las enfermedades asociadas al tabaquismo.
Por qué acabar con los cigarrillos convencionales
Según han demostrado diversos estudios científicos, el mayor peligro para la salud pública asociado al consumo de tabaco no reside en la nicotina, sino en el proceso de combustión que se produce al encender un cigarrillo tradicional.
La nicotina, que se encuentra de forma natural en la hoja del tabaco, aunque es una sustancia adictiva y no exenta de riesgo, el verdadero problema surge al quemar el tabaco, ya que la combustión genera un humo que contiene más de 6.000 sustancias químicas, de las cuales cerca de un centenar han sido clasificadas por las autoridades sanitarias como dañinas o potencialmente dañinas.
“Los empresarios deberían pensar más como científicos”
Desde la dirección de PMI se insiste en que la ciencia y la innovación constituyen el eje central de su transformación empresarial. El planteamiento, según subraya Gilchrist, es adoptar una mentalidad más cercana a la de los científicos, donde “los empresarios deberían pensar más como científicos”, en la que tenga cabida “asumir riesgos y aprender de los errores”.
Por lo tanto, mientras la mejor opción es no empezar a fumar y lo más recomendable para quienes ya lo hacen es dejarlo por completo, la compañía reconoce que todavía hay millones de adultos que no van a abandonar el cigarrillo. Por ello, para ese grupo de fumadores adultos que de otra forma seguirían fumando, PMI pone en valor la necesidad de que dispongan de toda la información y evidencia sobre las distintas alternativas avaladas científicamente como menos nocivas que fumar que existen.
