Algo tan imprescindible en el día a día, como es la ducha, puede suponer un importante incremento en la factura. Por mucho que se tarde poco, el gasto de agua es más que considerable: se gastan sobre 15 litros por cada minuto. Traducido en el tiempo mínimo que pasa una persona bajo el agua, una ducha de cinco minutos rondaría los 75 litros. A esto habría que sumarle el consumo eléctrico.
Ya en 2020, cuando la electricidad no se pagaba tan cara como ahora y no estaba condicionada por la guerra en Ucrania, se calculaba un gasto de 15 céntimos por cada ducha. Si vamos sumando una a una, sobre todo si se trata de una familia, el impacto en los recibos es claro. Por ello, adaptar este hábito puede suponer un ahorro clave que ayude a pasar el fin del mes sin, nunca mejor dicho, tener el agua hasta el cuello.
Los beneficios no son solo económicos, pues también se estaría realizando un consumo más eficiente de los recursos que contribuye a la preservación del medio ambiente. A continuación se recoge una serie de trucos que ayudan a ahorrar agua y pagar menos en la factura. Adoptarlas queda a libre elección, pero sí que son recomendables.
Trucos para ahorrar agua en la ducha
Las siguientes prácticas son fáciles de adoptar en la rutina diaria. Además, atacan a los dos principales factores que condicionan el precio que se paga en el recibo: la duración y la temperatura.
Bajar la temperatura
Lo recomendable es no superar los 30 °C y que la ducha no supere los 5 minutos. Para establecer un baremo, por debajo de los 24 °C ya se consideraría agua fría. Esta disminución de la temperatura también tiene beneficios para la piel, pues el agua demasiado caliente puede provocar irritaciones.
Cerrar el grifo al enjabonarse
Por muy a gusto que se esté bajo el agua, se debe cerrar el grifo a la hora de enjabonarnos. De este modo se puede ahorrar hasta 10 litros de agua por minuto. Esto es aplicable tanto en verano como en invierno.
Reutilizar el agua
Puede sonar extraño, pero es de lo más aconsejable. Durante el periodo que esperamos a que el agua salga caliente, se desperdicia una cantidad importante. Por ello, se puede colocar un cubo para recogerla y después utilizarla para las tareas domésticas, como puede ser regar la plantas o fregar el suelo.
Reducir el caudal
Unido al derroche innecesario de agua, también encontramos la potencia del caudal. Es cierto que resulta de lo más placentero colocarse debajo de un fuerte torrente, pero no es una buena opción ni para ahorrar ni para el medio ambiente. Para modificarlo, se pueden adquirir reductores para la boca del grifo, que según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) puede suponer un ahorro de entre un 18% y un 47%.
Programar el termo
Es bastante habitual contar con un término eléctrico en casa. Los más modernos incorporan un reloj programador para que solo funcione cuando sea necesario. De ese modo, se puede programar para que se active a unas horas concretas, en vez de estar las 24 horas funcionando, lo que contribuye a reducir su gasto en la factura.
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