Varios jubilados mayores de 80 años no se cortan al dar consejos: “empezamos a trabajar a los 9 años, antes luchábamos por sobrevivir, ahora los jóvenes viven de sus padres”

Entre sacrificio, trabajo desde la infancia y una mentalidad de hierro, nuestros mayores comparten los consejos que consideran vitales para los jóvenes.

Una jubilada |Gerard Masol | YouTube
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Escuchar a quienes han vivido más de ocho décadas es asomarse a un espejo del pasado que, al mismo tiempo, ofrece lecciones para el presente. Con esa idea, el creador de contenido Gerard Masol ha salido a la calle para entrevistar a varios jubilados de más de 80 años para que explique a través de lo que han vivido cuáles son los mayores consejos que pueden dar a los jóvenes empiezan ahora a construir su vida.

Todas las declaraciones de cada jubilado muestra la cruda realidad de lo que tuvieron que vivir y cuyas vivencias tienen la misma opinión y es, que los jóvenes de hoy desaprovechan demasiado tiempo en redes sociales, carecen de ambición y han perdido la urgencia por luchar que caracterizó a generaciones anteriores, marcadas por la pobreza y la necesidad de salir adelante.

“Hoy la juventud está mejor preparada, pero vive sin sacrificio”

“Hay de todo, gente buena y preparada, pero también muchos pasotas que hacen quedar mal a la juventud”, admite uno de los entrevistados. Otro añade: “La libertad que tienen se ha convertido en libertinaje. Pierden demasiado tiempo en la tecnología, en las redes sociales. Eso no trae nada bueno”.

Para quienes crecieron en un entorno humilde, la comparación es inevitable: mientras que ellos empezaron a trabajar desde los siete, los nueve o los doce años, los jóvenes de hoy prolongan su etapa de dependencia en casa de sus padres. “Piensan que las cosas nos bajaron del cielo, y no es así. Nos lo tuvimos que currar mucho para tener lo poco que tenemos”, resume otro jubilado.

El contraste entre generaciones se resume en una frase repetida durante varias entrevistas: “Nosotros trabajábamos para sobrevivir, ahora ellos viven de lo que les dan”.

Una vida marcada por el esfuerzo

La mayoría de estos mayores coinciden en que la dureza de sus comienzos forjó una mentalidad de hierro. Relatan infancias en las que la escuela era un lujo y el trabajo llegaba demasiado pronto: desde llevar agua a un bar por unas pesetas hasta incorporarse a fábricas con apenas catorce años.

Uno de ellos recuerda con orgullo: “Estuve 43 años seguidos en la misma empresa. Vine de un pueblo, sin hablar catalán, y gracias al trabajo aprendí idiomas y pude salir adelante”. Otro confiesa que a los nueve años ya llevaba agua a un depósito de 300 litros cada día.

Pese a la dureza, muchos aseguran que no cambiarían su vida. “Aunque nacimos pobres, eso nos hizo más fuertes. Prefiero la vida que tuve, porque me dio carácter”, sentencia un entrevistado.

Consejos claros para los jóvenes

Cuando se les pregunta qué consejo darían a alguien de 20 años, las respuestas son unánimes: educación, esfuerzo y aprovechar el tiempo. “Que estudien, porque en el estudio está todo”, recomienda un abuelo a su nieto. Otro añade: “Sin sacrificio no se consigue nada. La vida es corta y hay que aprovecharla bien”.

Los mensajes también incluyen advertencias: no conformarse con vivir de los padres, aspirar a más y no dejarse arrastrar por la comodidad. “Hay que buscarse la vida uno mismo. No se puede vivir del cuento”, recalca uno de los mayores.

El vídeo tiene un mensaje claro y es, mientras los mayores aprendieron a sobrevivir desde la necesidad, los jóvenes disponen de recursos, formación y facilidades que muchas veces no aprovechan. “Trabajar al principio, sufrir para después vivir mejor, esa es la enseñanza que nos dieron los años”, resume uno de los entrevistados. Y aunque las formas cambien, el consejo que resuena entre todos es universal: el tiempo es el recurso más valioso, y desperdiciarlo es el mayor error del que luego uno puede arrepentirse.

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