La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ha reclamado a la Comisión Europea y al Gobierno español la suspensión inmediata del contingente preferencial que permite la llegada de aceite de oliva procedente de Túnez sin aranceles.
La organización ha advertido de que este flujo de mercancía está generando lo que han denominado “aceite fantasma" tunecino, un volumen significativo de producto que entra en territorio comunitario sin los mismos requisitos de trazabilidad, origen y controles que exigen a los productores europeos, y cuyo destino final resulta opaco para consumidores, autoridades y el propio sector.
Entran 56.700 toneladas sin arancel
Cada campaña, la normativa comunitaria autoriza la importación de hasta 56.700 toneladas de aceite de oliva virgen tunecino a granel libres de impuestos. COAG ha recordado que esta cuota suele agotarse en las primeras semanas del periodo debido a un procedimiento “con muy pocas restricciones”, que además se suma a las exportaciones ordinarias, en un contexto en el que Túnez destina el 80% de su producción a la Unión Europea. Sin embargo, la organización ha subrayado una incoherencia clara. “Si España es el principal o segundo comprador de aceite tunecino, ¿por qué no aparece prácticamente en ninguna etiqueta? ¿Dónde está y cómo se comercializa ese aceite?”, ha planteado la entidad agraria.
El aceite entra en grandes volúmenes pero no se declara de forma visible en los productos finales, algo que sugiere posibles mezclas, re-etiquetados o triangulaciones, sin que el consumidor conozca el origen real del producto adquirido, según ha señalado la organización.
Un vacío en la trazabilidad europea y una competencia que COAG considera desleal
COAG ha denunciado que estas importaciones preferenciales no estén sometidas a los mismos controles que los agricultores europeos deben cumplir. Mientras el sector español se somete a auditorías, certificaciones y obligaciones estrictas de información al consumidor, el aceite importado a bajo coste circula con requisitos más laxos. Esta situación, según COAG, provoca:
- Competencia desleal para los productores comunitarios.
- Distorsión de precios tanto en España como en mercados internacionales.
- Posibles triangulaciones hacia terceros países, especialmente Estados Unidos, para eludir aranceles.
- Falta de transparencia en la información ofrecida al consumidor.
Según los datos del Observatorio Nacional de la Agricultura de Túnez (ONAGRI) Túnez exportó 210.700 toneladas de aceite de oliva entre agosto de 2024 y agosto de 2025, la mayor parte destinadas al mercado europeo. Ante estas cifras, COAG ha cuestionado la evolución del sistema. “Si la capacidad exportadora crece año tras año sin necesidad de aumentar los contingentes, y aun así se habla de ampliarlos a 100.000 toneladas, ¿qué está ocurriendo realmente con ese aceite? ¿Quién lo compra? ¿Cómo se vende? ¿A nombre de quién sale del país?” se plantean desde la organización.
Demandas inmediatas a la UE y al Gobierno
La entidad ha reclamado al Gobierno y a la Unión Europea la puesta en marcha de una batería de medidas urgentes para garantizar la transparencia en todo el circuito comercial:
- Suspender el contingente preferencial de aceite tunecino hasta que se garantice una trazabilidad equivalente a la europea.
- Paralizar el perfeccionamiento activo y los depósitos aduaneros, mecanismo que facilita introducir aceite extracomunitario para reexportarlo como producto transformado europeo.
- Reforzar los controles de trazabilidad en todas las importaciones, con especial vigilancia en Andalucía.
- Abrir investigaciones desde Competencia y Consumo sobre posibles prácticas que alteren el mercado o puedan suponer un engaño al consumidor.
“No es una protesta, es una defensa del mercado y del consumidor. Si los agricultores españoles cumplen cada norma, todos deben cumplirlas. Y si el aceite está etiquetado de forma correcta, entonces no habrá nada que temer”, ha insistido Francisco Elvira, secretario general de COAG Jaén y responsable del área de Olivar.
La entrada de este “aceite fantasma” sin aranceles y sin controles equiparables amenaza tanto la estabilidad económica del sector como la reputación del aceite de oliva europeo, según la organización agraria. Sostienen que este escenario deprime artificialmente los precios, abre la puerta a operaciones especulativas y perjudica a miles de agricultores que sí cumplen la normativa comunitaria. “La trazabilidad no puede tener doble rasero. O es para todos, o deja de ser un sistema creíble”, ha concluido Elvira.