En los últimos años, con el objetivo de mantener el sistema de pensiones, se ha visto cómo distintos países han decidido aumentar la edad de jubilación. En España, se ha ido haciendo gradualmente desde la primera reforma de las pensiones en 2013 hasta la última ejecutada en 2021 por el entonces ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, y que se mantendrá hasta 2027.
Ahora mismo, en 2025, la edad ordinaria de jubilación en España es de 66 años y 8 meses para quienes hayan cotizado menos de 38 años y 3 meses. Las personas que superen este periodo de cotización, sí que pueden jubilarse a los 65 años. Este aumento ha sido todavía mayor en otros países, como Australia, que ha obligado a que personas que llevan trabajando incluso siendo menor de edad tengan que seguir en activo por la imposibilidad de acceder a la pensión.
Es el caso de Ross. Este comenzó a trabajar como albañil a los 15 años y, ahora, con 66, asegura que tiene el cuerpo “destrozado”. De hecho, por este motivo no ha podido trabajar durante los últimos 4 años, sobreviviendo gracias a ayudas sociales y sus ahorros. “Ha sido una verdadera lucha y no se debe desperdiciar la vida, pero hace mucho tiempo que deseo tener la edad de jubilación”, aseguró al medio australiano ‘ABC News’.
“Todos los que somos mayores tenemos el cuerpo destrozado”
Australia decidió aumentar la edad de jubilación de 65 a 67 años en 2023. Y, para Ross, esto ha resultado ser injusto para muchas personas, considerando que debería reducirse la edad legal según cada caso, como para aquellas que, como él, se han pasado toda su vida realizando trabajos manuales. “Es muy importante porque todos los que somos mayores tenemos el cuerpo destrozado”, expresaba.
Tal así, que afirma que su historial médico “tiene 50 milímetros de grosor”. Su sueño, después de más de 50 años trabajando, sería poder pasar su jubilación viajando, pescando truchas o dedicándose a otras aficiones como buscar oro o detectar metales, pero su cuenta bancaria no se lo permite.
Todo lo contrario, está sobreviviendo con muchas dificultades gracias a las ayudas sociales, ya que tampoco cumplía con los requisitos para recibir una pensión por discapacidad. Tantos años de trabajo le hicieron tener que operarse de la rodilla, para que le colocaran una prótesis por la que tuvo que esperar tres años, del mismo modo que tiene que pasar de nuevo por quirófano para operarse de la columna.
En estas condiciones, asegura que el hecho de haber tenido una casa propia ha sido una gran ayuda: “Es bastante duro... Tengo mi propia casa, esa es la única razón por la que puedo sobrevivir”. Al mismo tiempo, reivindicó al citado medio que, durante muchos años, a los trabajadores manuales, como los albañiles, se les pagó mucho menos que ahora, lo que les perjudica de cara a la pensión. Así, denuncia un sistema que, en pro de la sostenibilidad, ha cargado duramente con los profesionales tradicionalmente de oficios que llevan toda una vida trabajando.