
Nos solemos operar de las amígdalas (amigdalectomía) por diversas razones, principalmente para tratar problemas de salud que se vuelven recurrentes o severos, como infecciones repetidas o la apnea del sueño. También se puede considerar la extirpación si las amígdalas agrandadas causan dificultad para respirar o tragar. En fin, lo que para muchos es una operación de rutina cambió radicalmente la vida de Laëtitia, una francesa que tras ser anestesiada para una amigdalectomía, despertó hablando con acento inglés.
Según relató a Le Petit Courrier, ese cambio fonético no ha desaparecido desde entonces. La intervención fue realizada por el mismo cirujano que operó a sus tres hijos, en los que no hubo ninguna complicacion, pero, en su caso, todo cambió al despertar. “Me extirparon las amígdalas. Harán 11 años en junio. Al despertar, hablaba con acento, ese acento que llamamos inglés”, explicó en un vídeo difundido por los medios.
Esta situación empezo a preocuparle cuando el efecto no desaparecía. “Vi al cirujano allí después de la operación. No mencionó ningún problema específico, así que no me preocupé”, comentó. Pero al cabo de tres meses, sin mejoría, volvió a la consulta: “Le dije: 'Creo que he tenido suficiente paciencia, todavía no he recuperado mi voz'”.
“No eres anglosajona”
En ese segundo encuentro, el médico se mostró perplejo. “Hubo una pausa, él no entendió y me preguntó: '¿Cómo es tu voz?'”, relató. Ella insistió en que quería recuperar su timbre habitual. “Me dijo: ‘¿No eres anglosajona?’ Le dije: ‘No, en absoluto’”. Según cuenta, el especialista revisó su caso y le respondió: “No sé qué decirle, usted es un misterio para la ciencia”.
Después de varias consultas fallidas, decidió acudir a un otorrinolaringólogo, pero no obtuvo mejor trato: “No me creyó, me dijo que estaba loca y salí del hospital llorando”.
Con el tiempo, Laëtitia logró recuperar su historial clínico tras la jubilación del cirujano. Una investigación posterior apuntó a una posible complicación durante la anestesia: “Parece que algo ocurrió durante la anestesia: una zona del cerebro con menor irrigación”, explicó.
Síndrome del acento extranjero
Al parecer, el caso de Laëtitia se enmarca en el conocido síndrome del acento extranjero, un trastorno neurológico raro vinculado a lesiones cerebrales, accidentes cerebrovasculares o ciertas enfermedades degenerativas. Según datos de la Universidad de Texas y la Clínica Cleveland, se han registrado poco más de 100 casos en todo el mundo.
“Al parecer, heredamos el acento de un idioma ya aprendido. Estudié inglés y español en la escuela. Así que podría haber sido español. Después, ¿por qué este acento…? No lo sé”, contó. Y añadió: “También sé que existe el síndrome del idioma extranjero, en el que uno se despierta hablando otro idioma. ¡Ahí me digo que tuve suerte!”.
La Clínica Cleveland señala que los pacientes no aprenden un idioma nuevo, sino que modifican la forma en que pronuncian los sonidos, lo que hace que su habla suene extranjera. En el caso de Laëtitia, aunque habla con acento británico, reconoce: “Tengo lo básico, lo que aprendemos en la escuela, pero nada más”.
A pesar del desconcierto médico, esta mujer afirma llevar su situación con buen ánimo. “Aún conservo mi vieja voz en la cabeza”, asegura. Incluso señala que, en general, las personas reaccionan de forma positiva: “La gente tiene una visión benévola de lo que me pasó o, para quienes no lo saben, una reacción bastante positiva. Piensan que hablo francés muy bien y me va bastante bien”, bromea.
Hasta ahora, no ha encontrado a nadie que haya vivido algo similar. “Me gustaría mucho conocer a alguien que esté pasando por lo que yo estoy pasando”, confesó. Por ello, lanzó “un mensaje en una botella”, con la esperanza de que su testimonio sirva para contactar con otros afectados y “poder hablar de ello”.