Tiene un sueldo de 40.000 euros y trabaja dos días al año cambiando una bombilla

La jornada laboral de Kevin Schmidt comienza cuando la empresa le llama por teléfono una vez cada seis meses, es decir, dos veces al año. Gana un sueldo de 40.000 euros en dos pagas de 20.000 euros, una cantidad a todas luces demasiado alta para un empleo normativo. Pero el suyo es diferente. Su salario es tan alto porque corre algunos riesgos a la hora de cambiar una bombilla en las torres de comunicación. 

La empresa Vikor Teleconstruction lo tiene en plantilla desde hace tiempo, pero no ha sido hasta ahora cuando se ha conocido su trabajo. Un compañero grabó un vídeo que se ha hecho viral rápidamente en el que aparece Schmidt encaramado en una gran antena de televisión. Trabaja tranquilo, aún sabiendo que su puesto tiene altos riesgos laborales. Pero sabe también que en su cuenta bancaria entra anualmente un salario mucho más alto de la media.

“No pensaba que se iba a volver tan popular”, explicó el trabajador, asombrado. Y ya aprovechó para explicar que su trabajo no es sólo cambiar las bombillas sino que, ya que está en faena, desarrolla tareas de mantenimiento e instalación de nuevas torres. 

Las bombillas que él cambia y por las que tiene una alta remuneración sirven para orientar a los aviones y tienen un papel muy importante en la prevención de siniestros. 

Trabaja un día cada seis meses con una intensa jornada

Kevin trabaja un día cada seis meses y en ese periodo atiende 8 torres, y debe hacer frente tanto a sus propios miedos como al vértigo. Cuando está más tranquilo, saca el teléfono móvil y hace fotografías o selfies que luego comparte en sus redes sociales. Esta dificultad hace que cobre 20.000 euros por cada subida y son muchos los ‘followers’ que piden que le paguen más.

“Basándome en lo que se ve en vídeo, diría que está mal pagado”, apunta un usuario mientras que otros se preguntan qué pasaría en el caso de que se caiga una bombilla al suelo y se rompa.

Y es que, según se ve en el documento gráfico grabado por su amigo, asciende a 450 metros de altura. Todo ello con mucha tranquilidad. Tanta que se ve cómo se detiene, saca el teléfono y se hace una foto.